sábado, 2 de abril de 2011

PATRIA NO, COLONIA SÍ



Entre 1983 y el 2001 el compromiso cívico de gobernantes y gobernados sufrió el deterioro de las promesas incumplidas.
Raúl Alfonsín, tal vez pensando que el peronismo era imbatible, hizo cien promesas, publicadas en todos los diarios y terminó destruyendo la moneda nacional, (hiperinflación mediante).
Carlos Menem, la hizo más barata, terminaba sus discursos prometiendo: “salariazo y revolución productiva”. Después de asumir se auto exculpó: “si decía lo que iba a hacer, no ganaba”.
Fernando de la Rúa, ante la devaluación del efecto, fue más prudente: mantener la convertibilidad peso-dólar uno a uno y terminar con la corrupción menemista. Quedó la frase del Ministro de trabajo Alberto Flamarique: “para los senadores, tengo la Banelco”.
Cayó la Convertibilidad y quebró el Estado Nacional y eso no fue lo más grave, porque los bienes públicos son inembargables, los acreedores internos y externos, todavía se estarán lamentando de haberle prestado plata a ese Estado berreta.
Lo peor es la degradación del sistema “representativo, republicano y federal”. Las provincias perdieron el poder de recaudar, la justicia es para los amigos y los representantes del pueblo no se comprometen con los ciudadanos y con la pertenencia a un partido político. Y para “la Banelco” pronto habrá una lectora electrónica en cada banca.
Cuando se debilita el cuerpo social, puede sufrir la invasión externa, pero también una minoría bien organizada y sin escrúpulos puede colonizar a sus connacionales.
Ahora ya no dependemos de España, tenemos el “modelo acumulativo de poder en pocas manos”, mientras no aparezca el compromiso cívico que la patria demanda.


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