viernes, 4 de febrero de 2011

LA SOLUCIÓN POPULISTA



Hay que ganar la próxima elección. El desafío es común a todos los gobiernos y sus respectivas oposiciones. Luego, es natural que el gobierno surgido de las urnas intente mantener la popularidad. Hasta ahí todo bien, en el ámbito de los fines es fácil ponerse de acuerdo.
En la guerra valen todos los medios y la primera víctima es la verdad, por eso las sociedades populistas y con enclaves autoritarios llevan en sí mismas el germen de su propia destrucción. Son arrastradas por líderes mesiánicos al combate con “el enemigo”. En cambio, las sociedades democráticas llevan la marca en el orillo, resuelven los conflictos (interiores y exteriores) de manera pacífica y utilizan la fuerza pública para enfrentar las agresiones recibidas.
La sociedad argentina tiene las características de un populismo endémico, en unos períodos se debilita, luego rebrota vigoroso.
Durante la segunda guerra mundial, la simpatía del gobierno (coherente con su origen fraudulento y autoritario) estaba con “el eje” (Japón, Alemania e Italia), países que en ese momento eran agresores y dictatoriales. Luego, los dos períodos del Presidente Perón fueron de populismo recargado, un clásico para los manuales de ciencia política. Entre 1955 y 1983 tuvimos populismo espasmódico y ajustes impopulares, en la práctica fue el gobierno de las fuerzas armadas alineadas con EEUU en la “guerra fría” contra el bloque soviético, a cambio de aceptación internacional. “Son unos hijos de p… pero son nuestros hijos de p…” así resumió la relación de Norteamérica con los gobiernos militares de América Latina Jeane Kirkpatrik (embajadora ante la Naciones Unidas durante la guerra de Malvinas).
Raúl Alfonsín jugó sus mejores fichas al juicio a las juntas militares del “Proceso”, y luego hizo un “mix”, democracia republicana y populismo económico.
Menem (los que lo votaron no quieren acordarse) hizo la mezcla al revés, populismo político y economía de mercado.
La familia Kirchner decidió no innovar y volver a las fuentes: populismo puro.
¿Y si probamos con democracia republicana y economía de mercado?