jueves, 12 de noviembre de 2009

LA ARGENTINA NI

Ni consenso político, ni crecimiento económico, ésa es la diferencia con nuestros vecinos, Chile, Uruguay y Brasil.


Es fácil definir el consenso: Es lo que nunca buscó y propició el gobierno Kirchner-Fernandez. Es acordar reglas e inspirar confianza, transparentar intereses propios y comprender los ajenos.
Ahora viene lo difícil: Realizarlo. Tomará su tiempo, la opinión pública, fatigada de tantos desencuentros, irá levantando en las encuestas candidatos con perfil acuerdista, que saldrán de esta oposición ahora fragmentada.
Una vez definidos los actores adecuados, faltará lo más difícil: Las circunstancias, es decir la herencia económica que dejaran los K.
Vayamos sumando: Inflación, poder sindical monopólico y alimentado con fondos públicos (Moyano), reducción de las reservas de gas, petróleo y stock de hacienda vacuna, acumulación de juicios de jubilados a la ANSES, acumulación de juicios laborales a pequeñas y medianas empresas, conflictos en las empresas grandes (públicas y privadas), festival de subsidios, regulaciones y controles que desalientan la inversión.


Es imposible que este balurdo lo pueda enfrentar un gobierno en soledad, requiere por lo menos un acuerdo de gobernabilidad con la primera minoría opositora.
Se trata de un acuerdo transitorio (para superar lo más candente de la crisis) luego habría que hacer, lo que nunca se hizo: Definir y respetar las reglas de la alternancia en los partidos y entre los partidos.


Es imprescindible afianzar el rol de la justicia y los organismos de control de la gestión pública, para bajar el nivel de impunidad y restablecer la confianza del electorado en sus representantes.


Finalmente el dato clave es qué pasará con esa “marca registrada” omnipresente de la política argentina: El peronismo. Se supone que la misión, la razón de ser, es sacar a los pobres de la pobreza, pero lo que hemos visto en estos cuatro mandatos es el enriquecimiento posiblemente ilícito de los funcionarios y sindicalistas.
Incluso el gobierno K ha recortado el “lema menemista” roba, pero hace, ahora es roba.
Además tendremos que soportar la etapa, en que ante la debilidad y cerrazón de un gobierno impopular, la política abandone los recintos legislativos y se traslade a la calle, donde nada bueno puede ocurrir, porque ahí no prevalece la fuerza de la razón, ahí triunfa la razón de la fuerza.