jueves, 19 de agosto de 2010

EMPATE


“O contemplar que las cosas  a que diste tu vida  se han deshecho, y agacharte y construirlas de nuevo, aunque sea con gastados instrumentos.”
Rudyard Kipling
Pocas veces la relación entre el precio de los alimentos y el resto de los bienes  y servicios fueron tan favorables, además La Argentina tiene 40 millones de habitantes y la potencialidad de alimentar a 300 millones.
Esa es la buena noticia y ¿Cual es la mala?: La alta probabilidad que problemas políticos nos impidan aprovechar las excelentes circunstancias económicas.
A partir de la quiebra monetaria y fiscal del 2001, se estableció la convicción en la ciudadanía, que sólo el peronismo puede gobernar este país. Hasta la elección de junio de 2009 estaba todo bien: el justicialismo era la primera minoría (45%), entonces reunía las dos virtudes de  un buen gobierno, representatividad y gobernabilidad.
Con la última elección quedamos divididos en tercios con aspiraciones presidenciales: el kirchnerismo, el justicialismo disidente y el radicalismo y sus aliados. Estamos jodidos, el triple empate no es bueno para la gobernabilidad.
Kirchner y Moyano están en el lugar que por décadas ocuparon las Fuerzas Armadas, retendrán el poder de desestabilizar al próximo gobierno, pero en ningún caso tendrán el apoyo de la mayoría (representatividad).
El peronismo disidente, juega sus fichas a hacer “la gran Cafiero II”, reconquistar el partido desde afuera, pero no es lo mismo con Reutemann, que sin “la esfinge” santafesina.
El radicalismo carga con la mochila de que el último gobierno que terminó su mandato fue el  de Marcelo T. Alvear (1922-1928).
La política es la ciencia y el arte de lo posible, tal vez llegó el momento de estrenar el ballotage y un estilo más acuerdista de gobierno.