viernes, 20 de febrero de 2009

SIGLO XXI, CAMBALACHE

Ahora ya lo sabemos, la burbuja crediticia que estalló en la primavera austral, no es un episodio más en los ciclos de recesión y reactivación económica, que van ocurriendo alternadamente, en todos los países ó regiones, de acuerdo a sus particulares circunstancias.

Esta es "grosa" y la ciencia económica, así como la medicina no puede evitar el envejecimiento y la muerte, no tiene terapia para enfrentar una licuación de activos financieros de esta envergadura: Lo que antes valía 50, ahora vale 2.

Ahora bién, los activos productivos, las viviendas que se construyeron con las hipotecas "sub prime" están. Todos estos bienes tienen costos fijos, por lo que resulta difícil mantenerlos ociosos, en algún momento y a precios que reflejen la nueva situación económica, se reactivará la operatoria.

Pero antes, "pequeño detalle" hay que reestablecer el sistema de ahorro, crédito y transacciones bancarias internacionales sobre bases genuinas.

Y antes, "pequeña decisión política" hay que asignar las pérdidas de patrimonio público y privado, que nadie aceptará voluntariamente.
Ahí Obama sí puede prometer: El que depositó dólares, recibirá dólares.
El problema es mantener la confianza mundial en el dólar como resguardo de valor, por ahora, la moneda menos mala.
Ahora bién, todo Estado tiene una tremenda inercia, alimentada por los intereses creados y atrincherados y la cultura política dominante.
Cuando se fracasa, hay que cambiar, porque haciendo lo mismo, no se obtendrán resultados diferentes.
Pero el problema no es de diseño de la política económica, si EEUU tenía y tiene déficit fiscal y comercial, que alimentaron un consumo desaforado y las aventuras bélicas conocidas, deberá dar señales claras de que baja y cambia el perfil del gasto público, aplicando allí donde tenga efecto multiplicador de valor agregado.El problema es de implementación: Quién y cómo le pone el cascabel al gato de los intereses corporativos afianzados.
Para eso los norteamericanos eligieron a Obama, que tenga suerte, porque le va a hacer falta, y nos va a hacer falta al resto del mundo.
La señal de la luz al final del túnel, saldrá de Wall Street: Un mínimo de 60 días de crecimiento firme del índice accionario de la Bolsa de Nueva York.

24/02/09