martes, 23 de junio de 2009

LOS ESPACIOS

Los partidos, son la más evolucionada de las asociaciones políticas y el índice más certero de la salud institucional.
El partido único, hegemónico ó dominante, es una señal de que una parte de la sociedad está siendo excluída de las decisiones, en la fase más benigna, pero puede desembocar en persecusión, encarcelamiento é incluso exterminio de opositores.
Tampoco un partido puede ser un traje a medida del ciudadano ó de sectores específicos, "el partido del campo", "de los trabajadores" etc. También 20 partidos nacionales pueden ser anarquía.
No es un partido una agrupación manejada por su fundador ó asamblea ídem, es necesario que se formen las líneas, se realicen las elecciones internas y haya alternancia de autoridades partidarias.
Luego están las diferencias de alcance geográfico, una unión vecinal de alcance municipal, no requiere más que vínculos de afecto y confianza entre un pequeño equipo y su líder.
En cambio la creación de un partido nacional, requiere la confluencia de dos circunstancias excepcionales: Afinidad ideológica de múltiples equipos territoriales y una fuerte demanda ciudadana enfrentada al poder establecido.

Así surgió la Unión Cívica Radical, ante la demanda de elecciones libres y universales.
Eso sí, pasaron 25 años entre el acta inicial de Leandro N. Alem y la Presidencia de H. Yrigoyen (1891-1916).
El peronismo llegó a" la mayoría de edad" por caminos distintos, Yrigoyen, en su ruta a la presidencia, rechazó siempre la ofertas de incorporarse al poder establecido (la liga de partidos provinciales) a la que llamaba "el contubernio".
El Coronel Perón en cambio fué escalando y sumando cuotas de poder formal y real, dentro del ejército, que desde 1930, era el poder establecido.
Simultáneamente, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión social, fué estableciendo vínculos de amistad y confianza con las organizaciones sindicales y detectando la amplia pero aún incipiente demanda (Justicia social).
Así llegó el 17 de octubre de 1945 y ante el contundente espectáculo de la Plaza de Mayo llena de manifestantes que reclamaban su libertad, se cruzó a la otra vereda y concretó el acto fundacional del peronismo.
Cuarenta y tres años después, en 1988 el partido Justicialista tuvo su primera elección interna directa para candidato presidencial, triunfó la fórmula Menem-Duhalde sobre la oficialista (para que no quedaran dudas sobre la pureza del escrutinio) Cafiero-De La Sota.

Ahora llegamos a la elección del 28J sin partidos nacionales consolidados, para disfrazar la debilidad los referentes los rebautizaron como "espacios", ahí no hay reglas, no hay límites, no hay vínculos, no hay afinidades, uno se puede candidatear y no asumir, irse, volver. Eso sí, el que tiene la chequera manda.
Hay una notoria demanda insatisfecha de representación confiable y plural. Hay una nueva oportunidad en la renovación de las cámaras legislativas, "sepa el pueblo votar".