miércoles, 17 de marzo de 2010

LA VOZ DEL PUEBLO Y EL GOBIERNO DE LA LEY




Hay una característica que define nuestra cultura política y abarca todas las clases sociales y niveles educativos: la desobediencia a la Ley y la búsqueda de privilegios (leyes privadas).
Si bien la lista de los contribuyentes a esta mala costumbre, también abarca toda nuestra historia como Nación, voy a nombrar cinco “ciudadanos”, que podrían ser los abanderados: José Figueroa Alcorta, Roberto Repetto, Ricardo Guido Lavalle, Antonio Sagarna y Horacio Rodríguez Larreta (Procurador General). Eran los integrantes de la Corte Suprema de Justicia que cuatro días después del golpe de Estado que derrocó a Hipólito Irigoyen el 6 de septiembre de 1930, emitieron una “histórica acordada” que en los hechos puede traducirse así: si los golpistas fracasan, son encarcelados por cometer el delito de sedición (jódanse por boludos). En cambio, si tienen éxito es “todo legal”. Pensar que se les otorgó un cargo vitalicio y un buen sueldo que no puede ser disminuido, para que custodien el gobierno de la Ley.
Además en las elecciones legislativas del 2 de marzo, el partido gobernante (UCR), obtuvo el 42% de los votos, una clara primer minoría, frente a la dispersión opositora, donde ningún partido llegó al 10%. Faltaban 36 días para la asunción de los nuevos legisladores.
 Estos muchachos (para ser indulgentes en la calificación) habrán pensado: ¿Qué le hace una mancha más al tigre?, si aceptamos la violación de la constitución, ya que estamos aquí, ¿Qué tal si le ahorramos al pueblo el disgusto de arrepentirse del voto?
Pasaron 80 años y tenemos lo que hay: una Corte que parece dispuesta “a desempeñar con lealtad y patriotismo los cargos para los que fueron designados”, a mandar el mensaje correcto hacia los tribunales inferiores y la sociedad civil.  Un matrimonio a cargo del poder ejecutivo, que todos los días aplican métodos subversivos sobre la voluntad popular y la arquitectura legal de la República. Juegan a todo ó nada, y será nada para ellos y toda la crisis económica, social y política para nosotros(el pueblo).
Habrá que reconstruir la República, “aunque sea con gastados instrumentos”.