sábado, 18 de abril de 2009

JUSTICIA SOCIAL PERSEGUIRÁS

La frase es repetida hasta el hartazgo: "este país no tiene arreglo". En realidad los cambios culturales, en la mayoría de los casos, ocurren a un ritmo que resulta imperceptible al espectador.
38 años pasaron entre julio de 1816, cuando los habitantes del ex-virreinato del Río de La Plata, decidieron separarse definitivamente de España y la asunción de Justo José de Urquiza, en 1854, como primer Presidente de La Nación Argentina.
Luego, 62 años para que Hipólito Yrigoyen, fuera elegido en 1916 con auténtica participación popular, bajo la "Ley Sáenz Peña" de sufragio universal (aunque sin voto femenino).
En 1930 perdimos el rumbo, el derrocamiento de Yrigoyen, fué el inicio del mal que todavía nos afecta.
El Estado Argentino perdió la condición fundamental de propiedad del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.
A partir de ahí el Estado es del gobierno, sin importar su condición, de facto y respaldado por una minoría ó legal y elegido por la mayoría.
Como apropiarse del Estado, significa gozar de muchos privilegios, que generan resentimiento en los que se sienten excluídos, caemos en las circunstancias que se repiten cíclicamente: Gobierno que se debilita es boleta.
Así es como la promulgación de los derechos sociales y laborales (justicia social) que son la sustancia de los Estados modernos (Art. 14 bis, de la reforma constitucional de 1957) por ahora es una conquista "caligráfica".
Y así seguirá mientras no se modifiquen dos aspectos claves de nuestra arquitectura legal- institucional.
  • Terminar con el monopolio en la actividad sindical y los "negocios" que permite el sindicato único por rama.
  • Establecer una política impositiva cuya columna vertebral sea el impuesto a las ganancias.
La actual oligarquía sindical, es una de las barreras que impide la incorporación al "empleo en blanco" de ése tercio de argentinos sometidos a la pobreza estructural. Los productos y servicios esenciales que consumen los pobres ademas del costo laboral, tienen "el costo sindical parasitario".
Además ese costo laboral con "yapa" impide a las pequeñas empresas y nuevos emprendimientos, grandes demandantes de empleos, blanquear a sus empleados.

El impuesto a las ganancias es el único que pagan "los ricos" ó por lo menos los que tuvieron la suerte ó la virtud de tener ganancias en el período fiscal anterior. En cambio IVA, ingresos brutos y esa multitud de impuestos específicos a productos y servicios, en épocas de bonanza, se trasladan al consumidor, sin distinguir su situación y en momentos recesivos, cuando baja el consumo, retroceden hacia las empresas, aumentando las quiebras y el desempleo.

Tuvimos por lo menos treinta mil desaparecidos y el desastre de Malvinas, para que las Fuerzas Armadas salieran definitivamente del escenario político.
Quién sabe el costo y el tiempo para el cambio de la actual oligarquía político-sindical, por lo que seguramente es la aspiración de la mayoría: Justicia social bajo el sistema representativo, republicano y federal.