viernes, 15 de enero de 2010

SIEMPRE GOBERNÓ EL PERONISMO

El 17 de octubre de 1945 fue una bisagra en la historia, con sus virtudes y sus vicios, con la bandera de los derechos sociales y laborales, se formó un núcleo electoral dominante de la política argentina.
Hasta ahí ese rol le correspondía a la Unión Cívica Radical, anclado en la vigorosa clase media, que surgió del empuje de los inmigrantes y la excelencia de la educación pública ( M'ijo el dotor).
En ése contexto de anemia institucional y política y el casi milagro de Estado acreedor de finales de la segunda guerra mundial, se produjo ése particular fenómeno que aún perdura: La Argentina se peronizó.
El efecto que marcó el rumbo es el siguiente: El aumento del gasto e inversión pública estimula el aumento del empleo y consumo y en definitiva del bienestar popular en lo inmediato, peeero como en este mundo las necesidades son crecientes y los recursos escasos, llega el día que la plata que se recauda de los impuestos no alcanza , en este caso los vicios (fuentes alternativas de financiamiento público comenzaron en 1950).
Imaginemos la tentación del gobernante: Manejar la imprenta que fabrica los billetes auténticos.
La política de emisión monetaria fue sepultada por la hiperinflación 1988-1991, la inflación es un crédito forzoso que el gobierno toma de los ahorristas y asalariados y para disimular "se controlan los precios de la canasta familiar".

Ahora bién, un partido laborista, con anclaje en las organizaciones sindicales, que apoye políticas de distribución del ingreso es un hecho natural en las democracias representativas, el problema argentino es que la fuerza  que surgió, sin ideas coherentes y aglutinantes (el no peronismo) no pudo , no quiso o no supo, ofrecer al electorado una alternativa vigorosa.
En 1958 Arturo Frondizi ganó las elecciones, pacto con Perón mediante. En 1963 Illía accede a la presidencia  gracias a la proscripción del justicialismo. Los gobiernos militares hicieron acuerdos de gobernabilidad con los sindicatos que propiciaban una especie de peronismo sin Perón, cuyo abanderado fue Augusto T. Vandor, "el lobo", jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y una de las primeras víctimas de la guerra civil que fue escalando desde el asesinato de Aramburu y cuyo corolario resultó la locura de la  guerra por Malvinas.

Siguen tres gobiernos (Perón- Isabel, Videla y Cía. y Alfonsín) con muchas diferencias en sus orígenes y procedimientos, pero con un factor común: Tampoco les alcanzaba la plata de los impuestos.
"El Proceso" inauguró el segundo vicio de las finanzas públicas: La deuda "saltó con garrocha" a 7000 millones de dólares.
 Y asi, en plena crisis hiperinflacionaria, llegó esa especie de Felipe González con patillas, el de "las relaciones carnales" con EEUU, el acuerdo con el Fondo y las privatizaciones. El peronista que iba  a hacer lo que no hizo el no-peronismo.
Al final con De la Rúa y compartiendo el "superministro" Cavallo, el padre de la convertibilidad, llevaron la deuda pública a la impagable cifra de 150000 millones de U$S.
En 2001 comprobamos que las empresas cuando quiebran desaparecen, pero los Estados, para desgracia de sus acreedores, no importan si son pequeños ahorristas y/ó jubilados, son básicamente inembargables.
Así llegamos al 2003 con el oxígeno provisto por la recuperación del sector agroindustrial y las cuentas públicas hechas una pinturita: Los impuestos alcanzaban para pagar la deuda renegociada y el gasto público.
Pero bueno, dos fracasos al hilo del radicalismo, llevó al electorado a la convicción de que sólo el peronismo puede gobernar este país.
Ahora bién, el justicialismo lleva en sus genes, la adicción al gasto y consumo público y sabemos que el alcohólico, si no quiere recaer en el vicio no puede "ni oler el corcho".
Estamos en ese momento de la política, de máxima incertidumbre, en que los que están se van y no conocemos lo que viene, pero confiemos que saldrá de elecciones pacíficas y limpias.